Señoras y señores! ¡Bienvenidos al paralizante mundo del miedo! Donde uno corre aterrorizado sin llegar a ningún lado, donde ninguna puerta se abre y las paredes son tan altas que no se pueden trepar y donde los laberínticos caminos dan vueltas eternas para traernos al mismo lugar donde arrancamos. Todos hemos ido de visita no guiada a este mundo, sin invitación, sin planes de turismo, sin preparación previa. De un momento a otro aterrizamos en este paisaje austero y desalentador solos y sin valijas con herramientas que nos ayuden a recorrerlo. Yo frecuentemente me encuentro de visita en estos parajes, sin compañía y sin valijita de primeros auxilios, sin mapa ni itinerario pero con el manto de coraje en los hombros y la linterna de la fe en la mano lista para ir a enfrentarme con mis miedos a charlar un rato. Siempre vuelvo a la metáfora de cruzar el bosque de noche pero creo que es la mejor manera de representar este momento en el que me siento incierta y a oscuras, sin saber bien donde está el sendero en este bosque frondoso. Cuando me pongo a explorar mis miedos me doy cuenta que en realidad el temor más grande es a lo incierto, a lo que no puedo imaginarme, a lo que desconozco o no entiendo. Generalmente el miedo aparece cuando pienso en el futuro, en las cosas que quiero lograr, en las faltas por las que pueda llegar a pasar o las situaciones que no pueda controlar. Cuando realmente estoy enfocada en el momento presente, me doy cuenta que todo está bien. En este preciso momento estoy viva, estoy respirando y tengo todo lo que necesito. La ansiedad aparece cuando me empiezo a proyectar, cuando pienso en cosas pasadas y en cosas futuras. El miedo es para mí un gran maestro, sentándome cara a cara con el puedo ver que mis temores están casi siempre relacionados con las cosas que más quiero en esta vida. Cuanto más miedo siento, más certeza tengo de estar en el camino correcto. Cuanto más me acerco a mis sueños y a mis anhelos, más dudo y desconfío. Cuanta más resistencia, más afirmación. Por eso me gustaría alentarte a visitar este mundo incierto, el paisaje no es muy lindo pero las enseñanzas son grandes. Cuando el miedo te paralice, cuando las dudas te acosen y quieras ausentarte y no pensar en todo lo que te asusta yo te recomiendo agarrar el manto de coraje y la linterna de la fe y atravesar el laberinto. En el camino vas a encontrar unos cuantos monstruos y aunque a primera vista parezcan espeluznantes en el fondo están tan asustados como vos y realmente no son malos. Lo único que te pido es que no los ignores, que no los barras debajo de la alfombra ni los dejes para después.
Yo acá estoy, cruzando el laberinto y encontrándome con mis monstruos. Tengo coraje y tengo fe, no sé cuánto voy a tardar en cruzarlo pero te espero del otro lado así nos contamos historias de caminos con malezas resbaladizas y esperanzas tupidas.
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musas y merluzasEste es mi Bilingual Mundo. Aquí comparto por medio de la escritura los paisajes internos por los que transita mi alma y brindo una ventana hacia adentro de mi mente activa, que todo lo traduce y de mi imaginación rodante que todo lo llena de magia.
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